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El líquido refrigerante es un compuesto químico que tiene la capacidad de regular la temperatura. Ofrece un amplio rango térmico que va desde los menos 30ºC hasta los 140ºC aproximadamente, de modo que su presencia en el circuito interno del motor asegura que este trabaje a una temperatura estable y óptima para su funcionamiento (en torno a los 90ºC). La función principal del líquido refrigerante es absorber el calor del motor para evitar peligrosos sobrecalentamientos. Además, al tolerar temperaturas muy bajas, no permite que las piezas se congelen en invierno, lo cual causaría graves inconvenientes mecánicos. También actúa como lubricante, limpia y protege de la oxidación a las piezas del sistema de refrigeración gracias a sus propiedades anticorrosivas.
¿Por qué necesito cambiarlo?
El líquido refrigerante pierde sus cualidades con el uso y el paso del tiempo: disminuye su capacidad de transmitir y regular la temperatura, de modo que el motor podría sobrecalentarse o congelarse. Para evitar costosas reparaciones, es importante controlar el nivel y cambiar el líquido refrigerante en el momento indicado.
Además, en caso de que hubiera fugas en el sistema de refrigeración del vehículo, el líquido refrigerante permitiría detectarlas con facilidad dado que lleva colorantes que llaman la atención. Diagnosticar posibles pérdidas a tiempo es una manera de prevenir averías mayores que afecten a la integridad del motor.